Se conocieron las temáticas con las que las tres comparsas buscarán cautivar, sorprender y quedarse con toda la gloria desde el 12 de enero de 2019.

En el momento más esperado de la noche para los carnavaleros, los directores de Ará Yeví, Leo Rosviar presentó “Bestias”; Marí Marí, Adrían Butteri dio a conocer “Canta-canta” y Kamarr, Facundo “Meque” Arakaki, mostró “Pandemia”, explicando brevemente junto a sus equipos de trabajo los temas elegidos.

 

ARÁ YEVÍ – BESTIAS


Como una antesala grotesca de la existencia humana, las bestias danzaban al compás de sus entrañas, ignorando tiempos y razones. Carentes de conciencia, desataban sin tapujos sus pasiones, gozando en carne viva, sin ley, sin orden y sin culpa.

Pero pronto comenzaron a zanjarse diferencias, y algunas bestias desplegaron su dominio sobre el resto. Las bestias más fuertes se adueñaron de las cosas y sometieron al resto a sus designios.

Comienza entonces una historia, que se perfecciona sin piedad a lo largo del tiempo: la historia de la dominación. Bestias convertidas en instrumentos, al servicio de otras bestias. Cadenas de las que poco a poco se enamoraron y que el tiempo tornó invisibles. Creyeron creer en dioses, creyeron estar protegidas por reyes, creyeron que eran brujas, que eran locas, que debían estar presas, creyeron necesitar lo que otros ofrecían.

Bestias infernales que se tornaron obedientes. Bestias vigiladas, ansiosas por acercarse a la virtud que alguien impone.

Pero algunas, disconformes con su suerte, por haber caído en el lado incorrecto del tablero, se levantaron en armas contra sus temibles opresores, más cuando ganaron la batalla, se dedicaron a dominar impunemente.

Allí va el ser humano, atrapado en este perverso juego de controles, ubicando sin cesar en los otros sus desgracias. Pero ¿no está la humanidad acaso a mitad de camino entre las bestias y los dioses? ¿Cómo se liberan de esta ciénaga perpetua y levantan vuelo estas almas prisioneras?

Como una orquesta en perfecta armonía, donde cada uno reconoce el valor del instrumento ajeno y desde allí construye una obra, que no es más que una trama delicada y recíproca de dones; hombres y mujeres encontrarán la virtud cuando puedan reconocerse en los otros, siendo dueños absolutos de sus actos, y autores permanentes de la música colectiva.

Por suerte aún quedan como testigos ancestrales, ciertos espacios sustraídos de estas lógicas perversas, donde las bestias primitivas que se agitan en nuestras íntimas entrañas, coquetean con los dioses. Donde los deberes y el tiempo se rinden, ante la creativa novedad de la belleza. Quedan los sueños, queda el arte, quedan los carnavales.

Entreguémonos entonces a esta magnífica licencia, que año a año se reedita bajo la protección colorida de la alegría. Celebremos esta alquimia bestial y divina, y que el carnaval obre su magia.

 

MARÍ MARÍ – CANTA CANTA


Cantá Cantá, es una arenga, una celebración, una invitación a recordar. Recordar significa volver a pasar por el corazón.

Cantá Cantá, es la recreación de aquellos momentos que se grabaron en nuestras retinas y en nuestros corazones.

Cantá Cantá, es un dulce recuerdo que moviliza, emociona y fortalece nuestra identidad.

Rayos bordados alumbrarán el hilo que une todos los tiempos. Repiqueteos y tarareos, se transformarán en melodías. Fotos perdidas, revivirán esos instantes intermitentes del pasado. Recuerdos tenues, se llenarán de reencarnará en la pasarela; evocando alegrías, amores, tristezas y la felicidad plena de cantar tu nombre.

Cantá fuerte, cantá alto, Marí Marí te invita a recordar!

 

KAMARR – PANDEMIA: Propagación Mundial de una nueva enfermedad


Desde tiempos ancestrales virus gripales se propagaron en el mundo llevando enfermedades dolor, horror, muerte y desolación. Fueron épocas oscuras que marcaron nuestra historia, dando lugar a un negocio para pocos. Allí asomaron laboratorios a través de sus herramientas capitalistas: medicamentos y vacunas solo al alcance de una clase social.

En este contexto, los ricos y poderosos son privilegiados, dejando una clara situación de vulnerabilidad a los más humildes, los desposeídos, los desclasados.

Pero el despertar de un nuevo virus transformo el dolor en felicidad y alegría, llenando al mundo de esperanza.

Este virus no distingue franjas etarias, nivel educativo, ni clases sociales. Esta pandemia es el carnaval y no sabe de fronteras: África, Venecia, Gualeguaychú.

Un virus llamado Kamarr contagió la ciudad. Una enfermedad que abre los corazones y llena nuestras almas, olvidando las diferencias, uniéndonos a una sola razón, la de bailar, cantar, disfrutar y unir todas las voces en un solo grito: aúllen lobos que llegó Kamarr.

Fuente: Prensa CdP.-

×